domingo, 12 de junio de 2011

30 de mayo

Hace dos años que te fuiste y yo siento que apenas hace dos días. Recuerdo como caí al suelo cuando papa  me miro y asintió. Nadie más en el mundo podía sentir el dolor que sentía yo. Era un dolor abrasador, que apenas me dejaba respirar...Corrí hasta mi habitación y me hice un pequeño refugio bajo la cama, con una manta, una linterna y aquel peluche que tu me regalaste, exactamente igual que cuando era pequeña. Quizás, porque en ese momento, y tras tu ausencia el mundo me venía demasiado grande. No quería comer, no quería salir, no quería ni que me diese un poco de aire, tampoco quería ver a nadie, tan solo quería que vinieras tu, que llamaras a mi puerta, y me dijeras que habías vuelto, que ese sitio donde sea que va la gente cuando su corazon deja de latir no te gustaba, que preferías un lugar donde estuviese yo, donde estuviese tu pequeña ricitos de oro, donde estuviésemos todos, todos los que te queremos, pero no volviste. Nunca más volví a verte. Nunca más me contestaste con un "aquí estoy" cuando entraba en tu casa corriendo diciendo "¿tio?", nunca más volvieron a abrazarme tus manos grandes, nunca más volviste a quitarme el bollo de pan mientras comía, porque sabias que antes terminaba con el bollo que con el plato de comida. Nunca más sentí ese calor propio de tus abrazos. Ese calor que me reconfortaba cuando estaba triste. Ese calor que necesito un día como hoy. Un día que escasean las sonrisas y el día esta pasado por agua. O mas bien por pequeñas gotas saladas que resbalan por mis mejillas sin cansancio. Te echo de menos tio. Mucho. Más que cualquier otra persona de este mundo. Porque ella no te echa de menos... lo de la abuela es otro nivel. Ella te necesita para ser feliz. Si tu no estas... la luna mengua y desaparece

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